Mindfulness es una forma de estar, de vivir. Es un proceso de autoconocimiento y una evolución. Es un viaje de lo inconsciente a lo consciente, del condicionamiento a la libertad. Es un dirigir el diálogo interno al control del propio pensamiento hacia lo saludable y positivo. Es un cambio de enfoque. La actitud en mindfulness es aceptación, amor, apertura y curiosidad.
El objetivo es conocer el funcionamiento de la mente observando y manteniendo una actitud de aceptación o amabilidad afectuosa de todo lo que surja, permitiendo que se disuelva por sí solo o retirándole la atención y dejándolo ir. Esto nos permite desligarnos de la tiranía mental del pensamiento repetitivo y del juicio constante.
Minfulness es generar buenos pensamientos en la consciencia
El mindfulness lo componen cognición y emoción. El pensamiento sucede en la mente y la consciencia se da cuenta de el, y debe valorar si es o no correcto o adecuado. Los pensamientos producen las emociones. Todo está en la consciencia, emociones, pensamientos, interiocepcion, percepciones, sensaciones cuando nos damos cuenta o somos conscientes, y realmente somos capaces de atender a aquellos estímulos o pensamientos que elegimos tener presentes y vivir con más intensidad. Si damos atención plena a las adversidades o a las sensaciones o emociones desagradables, sufriremos. Por el contrario, si elegimos centrarnos en lo bueno que sucede en el momento presente, o atender estímulos neutros como puede ser nuestro cuerpo, la respiración, la naturaleza, la comida, viviremos en calma, serenos y felices.
Una forma de adentrarnos en la consciencia es contactar con el cuerpo, centramos en él, percibiéndolo. Así dejamos el mundo conceptual de los pensamientos y aterrizamos en la realidad y en el presente. Es la interiocepción o propiocepción, lo que perciben nuestros cinco sentidos. No podemos percibir sucesos del pasado o del futuro. Nuestros ojos y oídos sólo reconocen el presente, nos ayudan a aferrarnos a él.
La concentración es esencial para el mindfulness y por eso necesitamos entrenar.
El mindfulness empieza con una instrucción fundamental, observa y siente aquello que aparezca, sea lo que sea. Para centrarnos y observar el aquí y el ahora hemos de impedir que nuestra mente vague, evitar la mente de mono que salta de un pensamiento a otro, sin rumbo, que dificulta el disfrutar del presente. Esto requiere básicamente de concentración, y esta capacidad de concentración la podemos entrenar centrándonos en la respiración, o en un punto. Hacerlo con la respiración es más sencillo porque la tenemos siempre presente. La mente se calma a través de la concentración, y una mente calmada permite la comprensión.
Cómo? El entrenamiento de la concentración es la capacidad constante de volver a eso en lo que queremos concentrarnos, y hacerlo con inmensa paciencia. Al principio, surgirán muchos pensamientos, pero a medida que los dejamos pasar y volvemos a centrarnos en la respiración, irán desapareciendo. Un mantra o mirar la punta de la nariz son otras opciones sencillas que pueden ser útiles.
ACEPTACIÓN
La actitud en mindfulness es la aceptación. Aceptación es no resistirse a la realidad, es permitir lo que es o lo que sucede, porque la oposición no sirve para nada y nos hace sufrir. Se debe aceptar la realidad y seguir adelante. A veces, lo que nos dificulta la aceptación son los apegos y las expectativas poco ajustadas a la realidad. Nos cuesta pensar que hemos juzgado mal, que os hemos equivocado. Pero hemos de entender que no somos dueños del resultado de lo que hacemos, no podemos controlar lo que sucede, por eso lo mejor es adaptarse a lo que ocurre y seguir adelante. Aceptación no es resignación. Si aceptamos la realidad, la calma nos permitirá ser más creativos en encontrar soluciones que nos ayuden con las dificultades.
En el mindfulness se trata de ver todo, la mente que tenemos, nuestro cuerpo, nuestro entorno, nuestras emociones y nuestros pensamientos, con precisión y con ternura, sin pretender que nada desaparezca, es consentir lo que sucede. Aceptar es lo contrario a estar en guerra con lo que es, a resistirse a la propia realidad, porque resistirse sólo desgasta, consume energía y supone una pérdida de tiempo. El consentimiento de lo que sucede permite sentir alegría de vivir, y ser conscientes de ella. Eso puede estar siempre presente, porque la vida puede acabar en cualquier momento, así que hemos de disfrutar del presente, con lo que tengamos, focalizarse en lo bueno que tenemos, sin pensar en lo que nos falta. Es fácil caer en el círculo de siempre desear más. Así lo mejor es disfrutar de lo que tenemos y no desear más de forma rabiosa o desesperada.
APERTURA Y CURIOSIDAD: mente de principiante
La actitud en mindfulness es mirar con curiosidad y estar abierto a todo. Es evitar manipular lo que vemos con la influencia de nuestro juicio fruto de experiencias anteriores, es no reaccionar con los propios juicios.
Valorar el presente solo es posible cuando no miramos al pasado ni al futuro, porque sólo el presente es real y allí está la felicidad. El apego a los planes futuros nos pueden hacer infelices si no salen como se planeó, el apego al placer también nos puede hacer daño. Sabemos qué pasará. El mindfulness nos instala en el presente en calma.
Para poder serenarnos hemos de ser observadores de nuestro presente, de nuestra vida. El testigo o observador en el mindfulness no es quien tiene las emociones ni los pensamientos, porque es desde nuestra consciencia desde la que vemos lo que pensamos y lo que sentimos. Y cuando lo vemos conscientemente, podemos limitar sus efectos, tomar distancia, darle espacio, y evitar que nos haga sufrir. Ser observador nos permite no identificarnos con nada concreto, es esa parte de la consciencia que no está afectada por lo que ve, o lo que siente, está limpia y es neutra. Yo tengo un dolor pero no soy dolor, o tengo tristeza pero no soy triste. El verlo con distancia nos ayuda a comprender la transitoriedad de lo que sucede, y lo pequeño de los problemas, cambia la perspectiva del ser. Lo negativo no puede ser el centro de nuestra vida, hemos de ver que hay muchas más cosas, hemos de crear espacio, tomar perspectiva y alejar eso que nos disgusta para hacerlo pequeño y sentirnos bien, disfrutando del presente.
Existen tres habilidades básicas del mindfulness:
- la meditación de concentración o focalizada: Es concentrarse en la respiración, en un punto fijo, en lo que saboreamos, lo que vemos, lo que oímos, música, etc.
- meditación de campo abierto: Estar atentos a todo lo que va surgiendo en el campo de nuestra conciencia sin dejarnos llevar por los contenidos, ni por los pensamientos ni por las sensaciones ni por las emociones que puedan venir, poniendo la atención en la conciencia observadora misma.
- meditación compasiva o practicas generativas: Es una práctica para abrir el corazón, empezando por uno mismo y extendiéndola luego a todo lo demás. Es aceptar con una actitud de apertura, amabilidad, aprecio e interés todo lo que va surgiendo en el momento presente.
Beneficios de Mindfulness
– Capacidad de cultivar una mayor conciencia sobre el momento presente con aceptación.
– Conocer el funcionamiento de la mente y su tendencia a la insatisfacción permanente.
– Desidentificación con los pensamientos, emociones y estados de ánimo
– Liberación de patrones automáticos e inconscientes.
Como consecuencia de esto obtendremos:
– Mayor capacidad de concentración y efectividad mental
– Aumento de ecuanimidad, seguridad y confianza
– Aumento de sensaciones de satisfacción y bienestar
– Aumento del nivel de energía y vitalidad
– Reducción del estrés
– Aumento de oxígeno en el organismo y de las funciones del metabolismo
– Fortalecimiento del sistema inmunológico
– Reducción de la necesidad de descanso
– Equilibrio de la tensión arterial
– Mayor resistencia frente a hábitos erróneos: comidas excesivas, tabaco, alcohol, etc.