Cómo perdonar?

Cómo perdonar?

Perdonar es ante todo una promesa de olvido a cambio de una promesa de no reincidencia

No es necesario culpabilizar ni demonizar, porque cuando una persona pide perdón se responsabiliza de algo que ha hecho, y que ha causado daño. No hablar de culpa facilitará el restablecimiento de una buena relación, sin crear asimetrías.

En ocasiones alguien pide perdón pero la otra persona interpreta que son solo palabras y que quien se disculpa quiere algo a cambio. Si no hay honestidad en el acto y no se asume una responsabilidad, resulta insuficiente para restablecer la confianza

Si el perdón tiene lugar entre iguales que tienen una conexión personal, es evidente el perdón es una herramienta necesaria no tanto para superar una situación de conflicto sino para reparar el marco anterior al conflicto: el de la relación que ha sido lastimada. Una relación de confianza no puede recuperarse si el ofensor sigue comportándose igual.

A veces el perdón es muy banal porque no se se tiene en cuenta que se ha causado un daño emocional. Así que antes de disculparse se debe pensar si se está dispuesto a reparar el daño causado. Si no es así, el perdón carece de sentido. Si la disculpa es para tranquilizar la propia conciencia se está partiendo de una premisa errónea. Las relaciones se basan en el reconocimiento del otro. Si no se le escucha y atiende a lo que el otro demanda, no será posible reparar esa relación.

Interpretamos un mismo hecho de manera diferente en base a las experiencias previas que hemos tenido y a los propios valores. Esa diferencia es lo que lleva al conflicto y a veces a la pérdida de confianza.

Si dos personas no interpretan de igual modo un mismo hecho es más difícil que se pongan de acuerdo sobre las causas y consecuencias del mismo.

Las condiciones imprescindibles para llevar a cabo el perdón son la igualdad entre ofensor y ofendido, la intimidad entre ambos, valores comunes y superiores a la relación que mantienen, la sinceridad de la disculpa y la sobre todo, la voluntad de reparación. Todo esto, es inviable si falta la empatía. La empatía es fundamental para comprender al otro. Fuera de estas condiciones, pedir perdón se convierte en un protocolo inútil, y vacío de significado.

Mientras no hay perdón, la relación persiste, aunque las emociones positivas que caracterizaban esa relación ahora se reemplazan por emociones negativas como decepción, irá, rabia, entre otras, es decir, la relación persiste en un marco emocional negativo. Por eso, perdonar resulta liberador, ya que permite zanjar el tema y centrarse nuevamente en las emociones positivas, en el fluir como persona y en conectar de nuevo con uno mismo, encontrando paz interior.

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